Aquel no tenía teléfono inteligente porque él ya lo era.
Cada vida es una lenta y adorable muerte.
Cuando pienso en tí desvarío, cuando no, no soy nadie.
No sufras, vivirás tu vida inifitas veces.
Que brote cada metáfora de las brillantes estrellas.
Dios despertó a la serpiente, y el Cristo la pisotea.
Las mujeres no tienen luces porque ellos no tienen entendederas.
Recuerdo el tiempo en que uno de tus cabellos era el bien más preciado
Bella Suplicante de rostro lunar, que brillas tras el eterno cisma.
Vivir, morir, todo es empezar.
Tus anteojos de carne me enamoran.